LONDRES.- La Unión Europea amaneció el miércoles con los ojos puestos en Bruselas. El 22 de marzo de 2016, 32 personas fueron asesinadas en el aeropuerto de Zaventem y la parada de metro de Maelbeek.
Bélgica madrugó para rendir homenaje a los caídos, para demostrar que el terror no ha podido con ella: está confiada, pero atenta. El mensaje, un año después, era muy claro: la amenaza sigue ahí. Y, como por desgracia se vio apenas unas horas después, no podía ser más certero.
El atentado de Londres tomó a pie cambiado a una Unión Europea muy pendiente del “Brexit” y de la Cumbre de Roma de mañana. Todos saben que el riesgo es alto. Las capitales están en alerta, pero cada golpe deja aturdido a todo un continente que todavía trata de adaptarse a peligros que no comprende ni controla lo suficientemente bien.
La preocupación se incrementó después de que el grupo terrorista Estado Islámico reivindicara ayer la autoría del atentado, en un mensaje publicado en su agencia de noticias Amaq.
“El atacante delante del Parlamento británico en Londres era un soldado de Estado Islámico, que ejecutó la operación en respuesta a los llamamientos a atacar a ciudadanos de los países de la coalición” internacional que lucha contra el grupo terrorista, informó Amaq, citando a “una fuente”. La fórmula para reivindicar el atentado es similar a otras utilizadas por el grupo terrorista en el pasado.
La Policía británica identificó a Khalid Masood, un británico de 52 años, como el autor del atentado del miércoles en Londres, que dejó cuatro muertos y 40 heridos. El atacante -que murió abatido a disparos tras matar a tres personas- nació en Kent, aunque recientemente vivió en el condado de Midlands occidental, en el centro del país.
El hombre, que había utilizado distintos alias, fue condenado en ocasiones por delitos con violencia, posesión de armas y alteración del orden público, aunque nunca por terrorismo. Fue condenado por primera vez en 1983 por vandalismo y por última vez en 2003 por posesión de armas.
La repulsa mundial y el rechazo ante el atentado terrorista perpetrado este miércoles en la capital británica ha estado acompañada de las declaraciones de varios gobiernos y medidas de seguridad en otras ciudades, como Nueva York
Justamente, la Policía neoyorquina reforzó la seguridad en varios puntos de la ciudad, incluido el consulado británico y la misión del Reino Unido ante la ONU, tras el ataque terrorista de Londres. Según el Departamento de Policía (NYPD), agentes antiterroristas con armas largas y perros entrenados para detectar explosivos se desplegaron en varios lugares, como la estación Grand Central y el Ayuntamiento. La práctica es habitual en Nueva York cuando se producen ataques de este tipo en otras ciudades y, según el NYPD, no se ha recibido ninguna amenaza específica contra la Gran Manzana.
Miles de policías y militares blindarán la capital italiana para recibir este fin de semana a los líderes de la Unión Europea, que celebrarán el 60° Aniversario de los Tratados de Roma, que dieron origen al bloque.
Peligro en Bruselas
Las fuerzas de seguridad de Bélgica frustraron ayer “un potencial atentado” en Amberes, según dijo el alcalde de la ciudad portuaria, Bart De Wever.
Un portavoz de la Policía señaló que un hombre circulaba a gran velocidad por la principal calle comercial de la ciudad, lo que hizo que la gente tuviera que saltar a un lado para no ser atropellada. Varios peatones estuvieron en peligro. Después de que una unidad militar no consiguiera frenar el coche, éste huyó y se pasó un semáforo en rojo, hasta que logró frenarlo una unidad especial de la Policía de la ciudad. La Policía detuvo al conductor, identificado como Mohamed R., un francés de 39 años de origen norteafricano, según las primeras investigaciones. (DPA/elmundo.es/cnnespanol.cnn.com)